¿Puede la pintura convertirse en un motor que reactive el mundo rural? Desde luego así lo creen en Tubilla del Lago, un pueblo de Burgos en el que casi casi cualquier recoveco tiene premio en forma de obra de arte callejera. Lo que antes eran fachadas desconchadas y con grietas, ahora son murales, incluido el más largo de toda Castilla y León. Hay dibujos dedicados a la mujer rural, otros al agua e, incluso, a juegos como los tres navíos en un mar. Todos pintados por sus propios habitantes. En esta Semana Santa atípica, con toda España confinada en casa, visitar Tubilla -virtualmente- es una magnífica opción. Pilar Manso, una de las impulsoras de la iniciativa y autora de dos murales, será nuestra guía.

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– ¿Cómo comenzó la idea de los murales? ¿De dónde surgió?

Surgió con tres objetivos principales. En primer lugar, embellecer el pueblo, que falta nos hacía. En segundo lugar, como Tubilla tiene mucha gente que pinta, muchos artistas, queríamos poner en valor a los artistas locales. Y, por último, atraer turismo.

– ¿O sea que estamos en un pueblo de pintores? ¿Va en vuestra genética?

Yo creo que es cosa del agua. Tubilla tiene mucha agua y para mí que es el agua lo que hace que haya tantos artistas. Tenemos mucho pintor y mucho aficionado.

– ¿Cuántos murales hay ahora en Tubilla?

Tenemos 26, de distintas dimensiones. Tenemos la suerte de contar con el mural más grande de Castilla y León, que tiene 318 metros cuadrados, pintados por una sola persona, Porrilló. Luego tenemos otros que son puertas pequeñas pintadas. Todos tienen un valor importante. Hay cabida para todo. Viene gente que le encanta los murales vistosos y otros que se identifican con los más pequeños. Están pintados por 12 personas diferentes con estilos distintos. Queremos que el visitante se sienta identificado con alguno de ellos.– Todos están hechos por gente de Tubilla, con lo cual es un producto genuino tubillano 100%.

Sí, sí, esto es autóctono. Todos son gente de Tubilla, que o bien viven aquí o están muy relacionados. Es todo gente del pueblo. Es de toda la gente del pueblo. Este verano hicimos un muralito en la piscina en el que participaron todos los niños. Queremos que sea de toda la gente que ha pintado y de toda la gente del pueblo.

– ¿Cuál es la pintura que más suele impactar a los visitantes?

Tenemos uno de un águila que impacta mucho, sobre todo, a los niños el de Porrilló del agua también gusta mucho. El del pastor también. Luego hay uno, de una abuela, que a mí me gusta mucho. En ese mural, cuando hago visitas guiadas, la gente mayor interactúa mucho. Todos son bonitos. El de la alegría es ya el eslogan de Tubilla. Personalmente, el de los girasoles me encanta.– Pilar, ¿cuáles llevan tu firma?

El de la mujer rural, que lo hice con mi hermana, porque me parecía un tema muy importante. Y también el de la música. Cuando hicimos los murales, acordamos una serie de temas, pero cada uno podía elegir lo que quisiera. En las rutas explicamos su significado, porqué se ha hecho así… No es lo mismo que una persona venga sola y los vea a que participe en una de las visitas.

– Por cierto, ¿qué hay que hacer para realizar la ruta de los murales?

Tienen que entrar en la página web de la ADRI (riberadeldueroburgalesa.com) y luego en el apartado de turismo, el proyecto se llama ‘Te enseño mi pueblo’. Hay muchas rutas en unos 14 pueblos. Cada pueblo tiene cosas muy bonitas que merece la pena descubrir y que, además, te lo cuenta gente del pueblo con un cariño especial.– ¿El proyecto de los murales va a seguir creciendo?

Queremos seguir. Es un proyecto muy bonito, que ha gustado mucho. Es una suerte que tengamos tanta gente que quiere pintar. Hay que seguir haciéndolo, hay que seguir embelleciendo. Yo cada día veo más puertas y paredes que están pidiendo a gritos que les pintemos. Tenemos en mente varios proyectos: que todos los veranos tengamos una actividad en común para que todo el mundo participe y sientan suyos los murales. Este año me gustaría hacer uno con el tema de la violencia de género.

– ¿Los vecinos os ceden las puertas o fachadas con gusto?

 Sí, sí. Pedimos permiso y les damos un papel desde el ayuntamiento para que lo firmen. Igual haces algo que no les gusta y lo quieren borrar. No hemos tenido ningún problema con nadie. Tenemos que seguir haciendo más y vamos a ir buscando los sitios más emblemáticos del pueblo. En esta primera fase hemos escogido todos los barrios del pueblo. Así hemos conseguido que la gente se mueva por todo el pueblo y poner en valor todos los rinconcitos.

– ¿Cuánta gente os ha visitado ya?

Creo que unas 700 personas a través del programa de la ADRI, pero por su cuenta viene mucha más gente. El primer día que vi a unos japoneses viendo los murales aluciné. Cuando veo a gente intento darles unos folletos informativos, por si quieren volver y hacer una visita guiada.– Así que en Tubilla estáis plenamente convencidos de que el arte puede ser una buena herramienta para repoblar.

Todo ayuda. El arte mueve a mucha gente. De hecho, muchas personas se han ido maravilladas por la calidad que tienen los murales. Tengo otro proyecto en mente que me encantaría hacer: la casa del arte, un espacio donde tengamos un salón para obras de teatro y distintas salas para desarrollar distintas disciplinas dentro del arte. Hay muchos artesanos sin un lugar donde trabajar. Es un proyecto en pañales, pero ojalá lo consigamos. Que vengan alfareros, fotógrafos, escultores… Es importante que haya un sitio donde se concentren, puedan trabajar, exponer sus obras… Quiero que Tubilla sea un referente del arte dentro de la Ribera.

– ¿Qué haría falta?

Apoyo económico, sobre todo. Ideas tenemos muchas. A ver si se puede conseguir una subvención de la Junta y si no un crowdfunding. Va a ser un sitio para todos. Para el usuario que venga y pueda ver una exposición y para el artista que tenga un lugar donde desarrollarse. Se trata de atraer gente. Por ejemplo, dar becas para que alguna persona pueda trabajar unos meses. Van a dar vida al pueblo. Y si es gente joven, les gusta y se pueden quedar, ya sería la bomba.

– El arte de Pilar no acaba en los murales. También es la creadora de Artencuero. ¿En qué consiste y qué actividades realizáis en tu taller?

Es mi tallercito artesano. Me fui a estudiar decoración a la Escuela de Artes de Burgos porque quería hacer diseño de interiores, pero había que elegir distintos talleres y escogí cuero y talla de madera y me gustó tanto el cuero… Ha sido algo casual. Ha sido un material que me ha atraído siempre, pero no pensaba que iba a tener mi propio taller.

Empecé en un sótano en la casa de mi madre y yendo a muchas ferias de artesanía. Ahora ya tengo un espacio grande. Era un corral de ovejas que restauré. También trabajé en un palomar, pero para dar cursos se me quedaba pequeño. El de ahora es un taller bien hermoso, una gozada. Yo me dedico a hacer encargos y doy clases. Es una forma de dinamizar la zona, sobre todo, en invierno. Esta es una disculpa perfecta. Hacemos clase un día a la semana, la gente sale, se relaciona… Viene gente del pueblo y de alrededores. Es una forma de juntarte.

– Es más que un taller…

Es el taller en sí, pero también un punto de encuentro.

– ¿Qué hacéis en él?

Mochilas, bolsos, cinturones, carpetas, cabeceros de cama… Se puede hacer de todo. Cada uno se puede complicar lo que quiera. Lo más bonito es la ilusión que traen. Cada uno hace sus propios diseños y todo se cose a mano, artesanalmente. Hay que estar activos y hacer cosas por los pueblos, si no nadie va a venir a hacerlas.

– Las luchas empiezan por uno mismo.

 Si esperamos que vengan desde la Junta o Diputación, o cualquier político a solucionarnos el problema, vamos mal. Se les llena la boca a la hora de las elecciones con que hay que repoblar el medio rural, pero luego no hacen nada. La lucha la tenemos que hacer nosotros. Es difícil, pero se puede conseguir. Lo único imposible que hay en esta vida es lo que no se intenta. Me gustaría que hubiera más jóvenes, un poco más de vida. Sales al bar y no hay gente. Deberían subvencionarlos, no es justo que paguen los mismos impuestos que en una ciudad. Luego los políticos no valoran nada. No se mojan. Tenían que venir a un pueblo y estar un día, ya no digo una semana, para ver los problemas que tenemos.

Uno de los problemas que tenemos en Tubilla es la falta de cobertura. Nos estamos juntando los pueblos de la zona, porque un pueblo puede hacer presión, pero cuatro o cinco más, sobre todo, para conseguir esa cobertura de internet digna. Nos tienen que dar más capacidad. Aunque seamos pocos, también tenemos derechos. Esta -la comunicación- es la primera herramienta para poder repoblar. Me gusta más hablar de repoblación que de despoblación. La despoblación ya la tenemos y ahora nos toca repoblar. Si hay alguien que nos quiere ayudar sería estupendo.

Hay mucha gente que está cansada de la vida en una ciudad. En un pueblo estás en contacto con la naturaleza. Es otro tipo de vida. Aquí tenemos calidad de vida. En un pueblo se puede vivir mejor que bien.

Vivir donde quieres y trabajar en lo que te gusta no está pagado con dinero

– De hecho, Pilar, tú misma hace unos años tuviste que elegir entre quedarte en el pueblo o irte a Valladolid y decidiste seguir en Tubilla.

 Sí, porque la empresa en la que trabajaba mi marido cerró y se fue a Valladolid. Valoramos irnos. Pero si nos íbamos, me llevaba a mis dos hijos y se cerraba la escuela del pueblo. Esto nos daba mucha pena. Tuvimos un tira y afloja. Lo que la razón y el corazón te dicen y al final pudo el corazón y nos quedamos.

Él hace un esfuerzo bestial porque va desde el pueblo hasta Boecillo para trabajar. Cuando las cosas se sienten, merece la pena. Lo peor es que después nos cerraron la escuela. Para mí un pueblo sin escuela es como un jardín sin flores, pero mientras tengamos niños, las flores están ahí… Hay esperanza. En la actualidad hay cuatro niños viviendo en el pueblo. El fin de semana hay más.

– ¿Cómo es un día a día en Tubilla? ¿Cuánta gente vivís y qué servicios tenéis?

Hay 164 empadronados. Viviendo todo el año somos unas 120 personas. Tenemos la suerte de tener panadería, por lo que podemos comer pan reciente todos los días del año. Contamos con una tienda pequeñita, bares, un circuito de velocidad con un restaurante, tenemos una bodega, un taller de remolques, otra industria de madera, una industria familiar de miel, casas rurales y albergue. Tenemos de todo. Es un pueblo muy pequeño, pero hay mucha gente emprendedora.– ¿Te sientes una privilegiada por vivir y trabajar donde quieres?

Sí, es un lujo. Vivir donde quieres y trabajar en lo que te gusta no está pagado con dinero. Estoy con mi taller que me encanta y con la casa rural, a través de la que conozco a mucha gente. Si estás donde quieres estar y en el trabajo que te gusta no das el 100%, das el 200%. Somos muchos los que peleamos por los pueblos y lo tenemos que conseguir. Ojalá vengan muchos más para darle vida. Entre todos se pueden conseguir muchas cosas.