De un municipio de 25 habitantes al mundo

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Esther, la peluquera rural que va de casa en casa

La necesidad agudiza el ingenio. Resulta que en muchos pueblos no hay autobús. Resulta que muchos mayores ya no disponen de coche propio para desplazarse y dependen de sus familiares para las tareas cotidianas. Hijos que, por otra parte, han tenido que emigrar a grandes ciudades. Pero resulta también que hay personas dispuestas a inyectar ilusión en el medio rural. Una de ellas es Esther, quien desde hace cinco años se ha echado a la carretera con su peluquería ambulante. Recorre numerosos pueblos de Burgos y si algo tiene claro es que este modo de vida “es una maravilla”.

Dicen que si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña. Algo así es lo que ha hecho Esther. Esta peluquera de Tardajos (Burgos), consciente de que cada vez la gente de los pueblos tiene más problemas para desplazarse -ya sea por la falta de transporte público o por su avanzada edad-, decidió ir ella misma por las casas. Vamos, que si una persona no puede acudir a la peluquería, no hay excusas: Esther va a su domicilio. Y, así, todos contentos. Lo que en el lenguaje moderno se llama un ‘win-win’.

Ya lleva cinco años recorriendo buena parte de la geografía burgalesa con su furgoneta monovolumen en la que hace auténticas virguerías para encajar todos los artilugios: la caja de los tintes por aquí, los maletines de ruedas cubiertos de purpurina y repletos de peines por allá, que si la plancha de alisar, que si las toallas, que si los productos de maquillaje… ¡Ah! Y hasta una cafetera. No se le escapa ningún detalle.

A Mahamud, por ejemplo, acude un día a la semana. Lucinia y Pili son clientas habituales de Esther. La primera tiene 92 años. Cuenta que el próximo 14 de febrero sumará una vela más y que, aunque ella es de Revenga de Muñó, vive en este pueblo de la comarca del Arlanza, con unos 70 habitantes, desde que se casó hace 69 años. Recuerda que cuando llegó con 23 años, el municipio rondaba las 600 personas y que no había ni casas para comprar porque todas estaban ocupadas.

Ahora, además de peluquería, en Mahamud cuentan con servicio de pescadería, panadería, carnicería o farmacia. “Estamos todos servidos a la puerta de casa, estamos como queremos. Sólo nos hace falta dinero”, bromea Lucinia. Todos llegan sobre ruedas. Salvo el médico, que “desde que empezó esta peste dejó de venir”, dice. El que también acude todos los domingos, para alivio de estas vecinas, es el cura.

Mientras Esther termina de peinar a Pili, Lucinia le espera en el local que el ayuntamiento cede para tal uso. Tiene una memoria privilegiada. Lamenta que el coronavirus les haya ‘robado’ las tardes de partida de cartas en el centro de jubilados. Eso sí, aún hoy los hombres juegan por una parte y las mujeres por otra. “No podemos guardar la distancia, así que nada”, se resigna. Entre tanto, Pili ya está lista y ambas se despiden para dar un paseo a su perrita hasta el 8 de octubre, su próxima cita para acicalarse.

“Que venga la peluquera a casa es el mayor privilegio que podemos tener”

Esther valora que estas mujeres le enseñan a ver la vida de otra manera: “Me educan, me inculcan lo que es el respeto”. Ella se siente una privilegiada, dice que su trabajo de peluquera ambulante es “una gozada” y que no volvería a la ciudad para trabajar. Lo dice con conocimiento de causa. Empezó trabajando en Burgos. Después se mudó a Logroño. Y cuatro años después volvió a la capital burgalesa. Siempre entre rulos, tintes y moldeados.

Un tiempo después, montó su propia peluquería en un área de servicio en Villodrigo. Sí, al lado de una gasolinera. Fueron 13 años que dieron para mucho, especialmente porque Esther conoció a «gente maravillosa» de muchos países. Los vínculos son tales que aún hoy sigue cortando el pelo a algún camionero de los que entonces paraban en Villodrigo. Y ella encantada: lo mismo saca las tijeras en el aparcamiento de un hotel que en un restaurante de la A-1. Podría decirse que ha peinado a toda la gente de la zona.

Ya ha desinfectado el asiento cuando entra un hombre de mediana edad con cierta prisa por el trabajo. Se llama Alfredo y es ganadero. “Córtamelo como siempre”, le dice a Esther. La sintonía es total. Y el rato de ir a la peluquería se convierte en algo más que el simple hecho de peinarse o cambiar de look. Son clientes muy fieles. Y Esther les premia: cada uno lleva una tarjeta en la que además de apuntarles el día y la hora -solo trabaja con cita previa-, les pone unos sellos, de forma que cuando consiguen el décimo tienen un tratamiento gratis. “Es un detalle que me gusta tener”, dice. Tampoco les cobra el desplazamiento.

Una vez termina en Mahamud, pone rumbo a Pampliega, a unos 11 kilómetros. En este caso, tiene cita con Puri en su casa. A Esther también la pueden encontrar en Villasilos, Pedrosa del Príncipe o Tardajos. Va por toda la zona. De camino, siempre con el pinganillo bluetooth en la oreja, le llama otra clienta para ver qué día le puede teñir el pelo. No para ni un minuto. Se ríe, lo disfruta, dice que este trabajo es “una puta maravilla”.

Una energía que Esther contagia a quienes se ponen en sus manos. “Que venga la peluquera a casa es el mayor privilegio que podemos tener”, relata Puri, mientras espera a que el tinte le haga efecto. Al principio, le pedía a Esther que le cortara el pelo exactamente igual que lo llevaba. Ahora ya le deja hacer lo que quiera. “Alargo el tinte todo lo que puedo para que me lo haga ella. De hecho, en Madrid me preguntan quién me ha cortado el pelo. Yo la recomiendo a todas mis amigas”, dice la mujer, que hizo numerosos anuncios para televisión y que ahora pasa entre cuatro y cinco meses en Pampliega y el resto del año en Madrid. No puede estar más contenta con Esther: “Es maja, no te engaña, usa productos buenos y está al tanto de las tendencias. Chapó”.

Pocas personas como ella saben exprimir mejor el tiempo. Cuando aparca la furgoneta, le gusta tocar en una batucada, es voluntaria en un comedor social y está involucrada en la directiva de dos asociaciones, una en Burgos y otra en Tardajos. Ya lo dice el lema que guía su peluquería ambulante: “Tú mism@”.

 

Cuando el aforo para ir a misa supera a los habitantes del pueblo

En Ciruelos de Cervera, podrán volver a la iglesia un máximo de 30 personas, según los límites que recoge el plan de desescalada. No habrá riesgo de incumplimiento: durante el año apenas viven 23 habitantes (y no todos son practicantes).

Iglesia parroquial de San Sebastián. Foto: Mónica Núñez.

Ciruelos de Cervera (Burgos) -y no sólo Madrid y Barcelona- empieza a recobrar algo de “normalidad” pese a seguir en la fase 0. A partir del fin de semana, el pueblo recuperará las misas después de dos meses de confinamiento por el coronavirus. Y lo hará, tal como ha establecido el Gobierno, con ciertos límites.

El BOE recoge la apertura de templos con una afluencia máxima de un tercio del aforo. Esto se traduce en que un máximo de 30 personas podrá asistir al regreso de “Don Daniel”, como conocen los vecinos al párroco, al consultorio. Porque sí, en Ciruelos las misas se celebran en el mismo edificio que alberga el consultorio médico. Sólo en verano tienen lugar o bien en la Iglesia de San Sebastián o en la Ermita de la Virgen del Carmen.

El caso es que este límite no será ningún problema. Más bien, resulta paradójico. Apenas 23 personas viven todo el año en Ciruelos, de un total de 98 empadronados. Y no todos se dejan caer los domingos por misa. De hecho, la asistencia media ronda entre las seis y ocho personas.

El cura, que se ha encargado de distribuir un mensaje para que los siete pueblos en los que da misa tengan claras las normas, recuerda que las personas que formen parte de algún grupo de riesgo deben seguir en casa y escuchar el rito por televisión, lo que reduce aún más el número posible de asistentes.

Si en Ciruelos el límite está en 30 personas, en Hortezuelos y Briongos de Cervera se sitúa en 25; en 40 en Espinosa de Cervera y Santa María de Mercadillo; y en 100 tanto en Baños como en Hontoria de Valdearados.

La médica y la enfermera llevan más de dos meses sin pasar consulta

Los preceptos no quedan ahí. También será obligatorio el uso de mascarilla. Ahora bien, si la médica y la enfermera llevan más de dos meses sin pasar consulta en Ciruelos, algunos vecinos no disponen de vehículo y sus hijos -muchos viven en otras provincias- tampoco pueden visitarles, ¿cómo van a conseguir mascarillas?

De momento, regresa el cura, pero no el médico. Hay prioridades y prioridades en esta “fase 0,5”. O lo que es peor, además de la España vaciada es también la España abandonada. 

“Don Daniel” se despide señalando que se tiene que entrar y salir de la iglesia de uno en uno y guardando las distancias. Vamos, que cuando acabe la misa cada uno a su casa. Nada de quedarse hablando a la puerta del consultorio. En este caso, como no hay pila, se evita la tentación de usar el agua bendita, también prohibida.

Tampoco habrá cantos durante la misa ni procesiones. Así que la fiesta de la Cuesta en Espinosa de Cervera, del 23 de mayo, y la Virgen de la Vega, el 20 de mayo en Santa María de Mercadillo, quedan canceladas.

Día histórico para Teruel Existe y para toda la España poco poblada

Nunca un escaño despertó tanta alegría. Ni tantas sonrisas. Es, casi con total seguridad, el escaño más celebrado al mismo tiempo en numerosas provincias más allá de ideologías políticas. En un momento crucial para España, ha triunfado una lucha común: la lucha contra el olvido, la lucha contra la despoblación. Es verdad que es sólo un escaño, ¡pero qué bien sabe!

Twitter: Teruel Existe

Teruel Existe ha ganado las elecciones en su provincia y obtiene su primer diputado en el Congreso. La agrupación de electores, con el 26,8% de los votos, se ha impuesto a PSOE (25,4%) y PP (23,8%). Gana Teruel, por supuesto. Pero, de alguna forma, también ganan Soria, Zamora, Cuenca, Burgos o Guadalajara.

¡Qué narices! Gana toda España. Absolutamente toda. Sí, porque la despoblación es un problema que afecta a la totalidad el país sin excepción. Unas zonas se vacían y otras se saturan. Así que quienes no se preocupen por la despoblación, quizá deberían hacerlo por la superpoblación.

Así pues, la llamada España Vaciada tendrá voz propia en el Parlamento. Arranca una nueva etapa para los turolenses, tan olvidados durante décadas. La Revuelta del pasado 31 de marzo, que congregó a 100.000 personas en Madrid, no podía quedarse en un suflé. Había que seguir trabajando. Y el diputado de Teruel Existe es un paso más. Un paso de gigante, como ha dicho en rueda de prensa el cabeza de lista, Tomás Guitarte.

Ahora la lucha sigue. Y lo hace con la unión de buena parte de la España poco poblada. ¡Enhorabuena Teruel Existe!

La historia de Teruel Existe

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Es la máxima que se puede aplicar al trabajo que en las últimas décadas vienen desempeñando plataformas ciudadanas como Teruel Existe y Soria ¡Ya! Nadie como ellos sabe lo que es la despoblación. Lo viven. Lo sufren en sus carnes. Como también sufren el olvido de la clase política. Por eso, hace mucho que tomaron las riendas para luchar contra el despoblamiento rural hasta situarlo en la agenda social.

Teruel Existe lleva 20 años reclamando un trato justo e igualitario para la provincia turolense, así como inversiones e infraestructuras que permitan frenar la despoblación. Según los datos del INE, Teruel perdió 9.425 habitantes en el último decenio, el 6,56% de su población. Si hace diez años, la provincia rozaba los 144.000 residentes, en 2018 la cifra cayó hasta 134.572 habitantes. De cara al futuro, el INE prevé que Teruel perderá otros 11.000 vecinos hasta 2033, quedándose en torno a los 123.000.

La primera acción reivindicativa que realizó Teruel Existe se produjo el 20 de diciembre de 1999 y consistió en un paro silencioso de cinco minutos en la capital turolense, que fue secundado por unas 20.000 personas, lo que equivalía a aproximadamente el 66% de la población de la ciudad ese año. El titular del periódico El País fue “Teruel existe, pero poco”. El periodista Jorge Rodríguez lo narró así (1999):

¿Qué pasa en Teruel para que más de la mitad de su población se haya echado a la calle para reivindicar un lugar en el mundo al grito de “Teruel existe”? Nada, no pasa nada: ni una autovía, ni una vía férrea que la una con Madrid, ni un helicóptero, ni un avión. Por eso, porque no pasa nada, entre 15.000 y 20.000 personas -la ciudad tiene 31.000 habitantes- se concentraron un buen día en silencio en sus plazas para denunciar “la situación de abandono histórico” de una provincia tan estratégicamente situada en el mapa de España que se ha quedado aislada.

Desde entonces, Teruel Existe ha protagonizado un sinfín de manifestaciones. En el año 2000, se firmó el Pacto de Teruel, por el que todos los grupos políticos se comprometieron a emprender iniciativas legislativas que satisficieran sus reivindicaciones; la plataforma mantuvo una entrevista con el entonces príncipe Felipe de Borbón y otra con la presidenta del Congreso de los Diputados, Luis Fernanda Rudí; así como la recogida de 107.000 firmas bajo el lema “Teruel en los presupuestos ¡ya!”, que entregaron tanto en el Congreso de los Diputados como en las Cortes de Aragón.

En 2001, El Justicia de Aragón manifestó en un informe la necesidad de aplicar una discriminación positiva a Teruel, recogiendo las quejas que previamente le había hecho llegar Teruel Existe. Ese mismo año, 100 personas, vestidas con trajes medievales, se desplazaron hasta Bruselas para realizar una marcha en la que representaron la muerte de la provincia. Un año más tarde, los Reyes de España, en su visita a Teruel, recibieron a la coordinadora. Ya en 2003 se produjo la primera manifestación conjunta de Teruel Existe y Soria ¡Ya! en Madrid bajo el lema “Desarrollo para todos”. Reclamaron que los fondos de solidaridad españoles y europeos fueran prioritarios para estas zonas.

En 2005, el gabinete de Presidencia del Gobierno invitó a Teruel Existe a una reunión en Moncloa para conocer de primera mano sus opiniones sobre la situación de Teruel antes de elaborar el Plan Específico que se había anunciado. Unos días después acudieron a la cita los agentes sociales de la provincia. También en 2005 y con motivo del aniversario de la Constitución Española, la entonces vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, visitó Teruel y se entrevistó con la plataforma. Acontecimientos que ponen de manifiesto uno de los ejes de acción de Teruel Existe: buscar incidencia política.

Gana Teruel, pero de alguna forma también ganan Soria, Zamora, Cuenca, Burgos o Guadalajara

Hay más puntos en el recorrido histórico de Teruel Existe. En marzo de 2008, la plataforma se entrevistó con Mariano Rajoy (entonces líder de la oposición) para exponerle sus demandas. Ya en 2010 se produjo el Primer Encuentro Nacional de Plataformas Ciudadanas que aprobó un decálogo común basado en la cohesión territorial, social y económica, bajo la premisa del desarrollo sostenible y la protección del patrimonio cultural y natural.

Desde 2015 hasta la actualidad, Teruel Existe ha participado en multitud de actos junto al proyecto Serranía Celtibérica por distintos puntos de la geografía española, incluido Zaragoza, donde en mayo de 2018 se congregaron 40.000 personas bajo el lema ¡Salvemos Teruel! Asimismo, en 2018, prestaron su eslogan a Ikea para lanzar una campaña publicitaria. Paco Juárez, portavoz de la plataforma ciudadana, argumentó así tal decisión: “Nos pensamos mucho si aceptar o no, pero nosotros no podemos hacer un anuncio de estas dimensiones: lo único que pedimos a Ikea es que fuera respetuosa con la provincia y que el mensaje fuera positivo”. Ikea no tiene ninguna tienda en la provincia turolense. De hecho, necesitó trabajadores de Zaragoza para rodar el anuncio.

En 2019, la plataforma Teruel Existe ha realizado diversos actos. En enero, por ejemplo, participaron junto con sindicatos, confederaciones empresariales, la Cámara de Comercio, asociaciones vecinales y la Plataforma en Defensa del Ferrocarril en la manifestación en defensa de la provincia que tuvo lugar en la localidad de Andorra. Reclamaron un futuro para las cuencas mineras turolenses ante el cierre de la Central de Endesa. Después, el 11 de febrero, la plataforma, junto a otros colectivos sociales y vecinales de la capital, sacó a la calle a más de 10.000 personas (casi un tercio de la población, puesto que la capital tiene 35.000 vecinos) para exigir un trato de igualdad en sanidad y más médicos especialistas. “Ser pocos no resta derechos” fue el lema.

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